Imbecilidad Transitoria
No como, no duermo, no vivo, no escucho, no pienso
Me olvido del bolso, hablo sola en el metro
Me olvidaras, porqué te vas?
Hablo demasiado, fumo mucho y todo me va mal
Me siento irracional, fuera de todo plan
Me llamarás, me escribirás, me olvidarás?
Hablo demasiado, cruzo la calle no miro a los lados
Y paso la esquina de largo
Itinerario equivocado.
Te llamo a tu casa y se que no estas
Y me invento tu voz y te tengo detrás
Y ya no estás, porqué te vas ?
Noches en vela, euforia ansiedad y tormento
Me pierdo en tu nombre no vivo el momento
Está en mi carta astral, que fatalidad.
Hablo demasiado, como chocolate,
No puedo dormir, el pulso de la sangre en mis oidos late
Me llamarás, me escribirás, me olvidarás?
Hablo demasiado
Cruzo la calle y no miro a los lados y paso la esquina de largo
Te llamo a tu casa y se que no estás
Me olvidarás, porqué te vas ?
Este es uno de los Freestyles que escribió Morfema (Bendito sea Dios !!!) cuando ni idea tenía que a mi me podian pasar estas cosas, porque mi vida hasta entonces había sido un pelear de Artemisa asexuada y tocacojones sin ninguna intención de convertirme en aquella desgraciada y dependiente Perséfone en la que solo dos años después me convertí. Y vaya conversión la mía, vamos que si a mi me dicen que…., os mando a todos a tomar por culo, que a liberada, independiente, frígida y megaguay no me ganaba nadie.
Total que metidos en faena me llegó a acontecer el episodio, pero no del todo porque a mi me faltaba la parte esa de la alegría, de la esperanza, las mariposillas, el rubor…. esa mitad me la perdí porque de verdad que hay que ver lo que me la sudaba el tipo, si a mi solo me importaba acallar el animalito de mi ansiedad que me comía la gastritis, pero claro, superdotada que soy pues decidí vivir su infierno, plantarme una medalla inmarcesible de campeona de la adversidad, aceptarle como cucaracha, que al fin y al cabo lo era, MI CUCARACHA, y en mi desgracia utilizarle para sentir que yo no era como él ni mucho menos, faltaba más hombre, si con todo lo que le aguantaba ya me habia ganado el respeto de toda la comunidad, por fuerte, luchadora, infatigable, indestructible, incombustible, reina, mujer, Diosa.
Y vivir su infierno para no tener que vivir el mío.
Después de 3 años pelados que me parecieron 3 siglos, adicta a los recaptadores de Serotonina, el Diazepam, la coca y el Jack Daniels, le abandoné llorando a moco tendido, hundiendomé más si cabe en mi desgracia de inadecuada, inadaptada y proscrita, porque hay que joderse saber que te importa un puto pito y SENTIR que sin él no te llega el aire que respiras.
Toda una demostración de imbecilidad transitoria en su estado más primitivo.
El Freestyle va perfectament conjuntado con el sampler de «Porque te vas» de Jeanette, de ahi el «porqué te vas» tan reiterativo.
Y aqui el texto de Lucía Etxebarría en el que me Morfema se inspiró para hacer el Freestyle
«Feniletilamina»
Euforia, tormento. Noches en vela. Días inactivos. Sueña despierta delante del ordenador. Se olvida el bolso en el supermercado. Sigue de largo donde debería doblar. Habla en voz alta mientras camina sola. Planea lo que le diría, o lo que debería haber dicho. Lo que le dirá en un próximo encuentro. Corre riesgos estúpidos. Dice tonterías. Se ríe demasiado. Habla de lo que no debe. Revela secretos. Pasea de madrugada. Algo que dijo él aún le resuena en sus oídos. Ve su sonrisa si cierra sus ojos. Atesora las entradas de la película que vieron juntos. ¿Qué pensaría él del libro que está leyendo? Un perfume despierta un sin fin de recuerdos. Una canción le provoca sollozos. Llora un promedio de cien lágrimas diarias. Y duerme, calcula, unas cuatro horas por noche.
“Esta violenta perturbación emocional (desórdenes de atención, conexiones intrusivas, hipersensibilidad y exaltación, cuadros de ansiedad) se inicia en una pequeña molécula llamada feniletilamina (FEA), que se encuentra al final de algunas células nerviosas y ayuda al impulso de saltar de una neurona a la siguiente. Es una anfetamina natural que se acumula en el sistema límbico, el centro emocional del cerebro. El sentimiento de amor –lee- puede resultar de la inundación de FEA y otros estimulantes naturales que saturan el cerebro, transformando los sentidos y alterando la realidad”.
Pierde el apetito, pero a veces asalta la nevera a las 6 de la mañana. Cree reconocerlo en la oscuridad de los bares y luego se da cuenta de que se ha equivocado. Escribe su nombre en servilletas sucias, y le tiemblan las manos si descuelga el teléfono. El pulso de la sangre resuena en los oídos. Una llamada podría abrir la puerta del cielo. El grifo de la ducha queda siempre abierto. Acaricia a los niños en el autobús y a los perros sarnosos que cruzan las aceras. Si camina a su lado, siempre piensa que cae y tiene que recordar cómo diablos se camina. Se cambia de ropa delante del espejo setenta y siete veces antes de cada cita. Se descubre imitando gestos que le ha copiado. Repitiendo sus frases en las conversaciones.
“Tras algunas semanas de administración de inhibidores de la MAO -lee-, un hombre perpetuamente enfermo de pasión comenzó a tomar con más calma sus relaciones de pareja y pudo incluso vivir solo con bienestar. Aparentemente ya no anhelaba la respuesta de FEA. Este paciente hacía años que estaba en terapia. Sin embargo parece que hasta que no se le administró la ayuda química, fue incapaz de aplicar lo que había descubierto debido a su irrefrenable respuesta emocional”.
Bebe demasiado. Come chocolate. Deja las llaves puestas en la cerradura. Cuando duerme sola se abraza a la almohada. Sopesa a cada instante el tiempo compartido. Se sabe de memoria su talla de jersey. De pantalones, camisa, calcetines y botas. Llama a su casa cuando sabe que no está. Paladea su voz en el contestador. Le obsesiona el color de su ropa interior, y se pone una falda, la primera en un año. Enumera sus fallos para no idealizarlo. Y acaba por pensar que iluminan sus virtudes. Nada setenta largos. No para a descansar. Intenta pensar sólo en las brazadas, y el agua. Sale tiritando y no consigue olvidarse. Lee libros de autoayuda que no le gustarían. Con las novelas tristes llora a moco tendido. Habla sola en el metro, o con desconocidos. Se ha pintado de negro la uñas de los pies. Nunca llega a tiempo a una sola cita. Grita como una loca bajo el chorro de agua. Al menor de sus gestos se le congela el pulso. Escribe cartas absurdas que nunca le ha enviado. Redacta tonterías sin pie ni cabeza.
SOSPECHA QUE LA QUÍMICA NO HARÍA NADA POR ELLA.
«El amor, dijo Ortega y Gasset, es una especie de imbecilidad transitoria. No aclaró, sin embargo, que nos alivia de una imbecilidad más permanente: La razón, y de su exagerado amor por ella: La filosofía.»
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