La Guerra Del Ejercito Rosa
Andaos con ojo, maridos violentos, policías untados, políticos corruptos, burócratas indolentes… Ahí fuera hay una mujer dispuesta a no dejaros pasar ni una más. Se llama Sampat Pal. No está sola. Tiene detrás a otras 100.000 como ella. Lucharán juntas hasta donde haga falta contra la injusticia en India. Son las guerreras del ejército de los saris rosas.
Su comandante en jefe acariciará tu rostro cuando le mires a los ojos por primera vez. No hay que dejarse engañar. También parece querer sacarte las entrañas mientras te sondea. Así es Sampat Pal. Impredecible. Cariñosa cuando quiere. Agresiva si es necesario. Puro nervio. Un terremoto de 47 años y poco más de metro y medio de estatura. «¡Gulabi Gang vencerá!», grita al conocer cualquier fechoría merecedora de la intervención del Gulabi Gang, la banda del color rosa.
Sunitha se oculta en un portal para mostrar los moratones de sus muslos. La osadía de salir de casa sin permiso del marido le costó una paliza. La Policía no aceptó la denuncia y avisó al marido. Recibió una segunda paliza. Ahora ha vuelto a salir de casa sin permiso, pero es poco probable que reciba más golpes. Con el ceño fruncido Sampat Pal escucha su relato. Sunitha ha recorrido cincuenta kilómetros para hablar con esta mujer de 47 años vestida con un sari rosa. Sampat mira a Jay Prakash, su mano derecha, y le hace una señal. La Gulabi Gang -la banda rosa- intervendrá.
«En la India hay algo peor que ser pobre. Es nacer mujer»
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